Reactivación educativa: cero prioridad
María Paz Arzola Libertad y Desarrollo
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María Paz Arzola
El Congreso se encuentra discutiendo la Ley de Presupuestos del sector público para el próximo año y la semana pasada fue el turno del Ministerio de Educación (MINEDUC). Considerando la crisis por la que atraviesa el sistema escolar –con la asistencia todavía por debajo del nivel pre pandemia y una caída histórica en los resultados del SIMCE-, lo esperable era que el Gobierno ofreciera una mejora sustantiva del gasto destinado a la reactivación de los aprendizajes, así como una agenda robusta con objetivos e instrumentos ambiciosos. Sin embargo, ello no parece haber ocurrido.
El gasto total de esta cartera para el próximo año experimentará un aumento de 4,2% respecto al presente, equivalente a $ 597,7 mil millones adicionales, la mayor parte de los cuales se explica por el incremento de $ 281,9 mil millones en los recursos para la Gratuidad de la Educación Superior debido al ingreso de una nueva institución. Asimismo, estos se explican –aunque en menor medida- por el reajuste anual de las subvenciones educacionales, que crecerán en $ 140 mil millones, y por el aumento de $ 102,4 mil millones para financiar las remuneraciones de los profesores que se incorporan a la Carrera Docente.
“Los principales cambios en el presupuesto del MINEDUC tienen que ver con el funcionamiento regular del sistema educativo y la implementación de leyes permanentes, no con una agenda novedosa para la recuperación de los aprendizajes”.
De esta forma, se verifica que los principales cambios en el presupuesto del MINEDUC provienen de materias relativas al funcionamiento regular del sistema educativo y al avance en la implementación de leyes permanentes, pero no a una agenda novedosa para la recuperación de los aprendizajes. En relación con esto, el Gobierno destacó la creación de nuevas asignaciones por $ 31 mil millones que tendrán como destino el Plan Nacional de Tutorías, dos fondos para la Educación Pública y un programa de bienestar docente.
Sin embargo, se trata de iniciativas acotadas, que no se sabe bien bajo qué criterios se asignarán ni el seguimiento que se hará de sus resultados. Tampoco se sabe de qué manera el MINEDUC apoyará la gestión de los recursos entregados en el caso de escuelas de bajo desempeño, muchas de las cuales carecen de las capacidades necesarias para diagnosticar las brechas entre sus estudiantes y administrar correctamente los recursos hacia su nivelación.
Así también, los $ 31 mil millones señalados representan una cifra paupérrima, que no se condice con la envergadura del desafío de la reactivación. Más aún, porque se da en el contexto de una reducción paralela del gasto en programas ya existentes que también tienen como propósito colaborar con el mejoramiento educativo a través del apoyo técnico pedagógico del MINEDUC, de iniciativas dirigidas al mejoramiento del ambiente escolar o de la entrega de recursos para infraestructura y equipamiento.
Una vez que todas estas asignaciones son consideradas, se calcula que en realidad el alza en el gasto para el mejoramiento educativo será de tan sólo $ 4,7 mil millones, equivalentes a apenas un 0,8% del alza total que exhibirá la cartera de educación. Se trata de una suma insuficiente, pero que, más grave aún, da cuenta de la falta de prioridad que tiene este tema dentro de la agenda del Gobierno.